martes, 25 de enero de 2011
Joyce Mansour... Algunos Poemas
Un viejo y su vieja ocultos bajo tierra
mano podrida junto a mano podrida, a gusto en la mugre
se hablan sin labios se comprenden sin palabras
oyen el canto lento y grave de la tierra nutrida
y en su corazón se preguntan
si algún día morirán.
No hay palabras
Solamente pelos
En el mundo sin verdor
Donde mis senos reinan
No hay gestos
Solamente mi piel
Y las hormigas que bullen entre mis piernas untuosas
Llevan máscara de silencio mientras trabajan
Llegan la noche y tu éxtasis
Y mi cuerpo profundo ese pulpo sin pensamiento
Engulle tu sexo agitado
Durante tu nacimiento.
Soy la noche
La noche congelada por la fría imbecilidad de la luna
Soy la plata
La plata que engendra la plata sin saber por qué
Soy el hombre
El hombre que aprieta el gatillo y mata la ilusión
Para vivir mejor.
Un nido de vísceras
Sobre el árbol reseco de tu sexo
Un negro ciprés se alza en la eternidad
Velan a los muertos que alimentan sus raíces
Dos ladrones crucificados sobre chuletas de cordero
Se burlan de un tercero que, cumplida su misión,
Se come su cruz de carne
Asada.
Mi cuerpo ha adelgazado
Desde el otoño
A causa de la langosta marina
Que aulla bajo mi lecho
Al despuntar cada día
Mi ojo está cerrado
Desde el otoño
A causa de mi seno de madera de rosa
Que se endurece
Mi lecho es una cruz
Desde el otoño
A causa de tu cuerpo
Que ordena
Y se ríe
Mientras duermo
Ojalá lleguen las primeras lluvias.
No os comáis los hijos de los otros
Pues su carne se pudriría en sus bocas bien provistas
No comáis las flores rojas del verano
Pues su savia es la sangre de los niños crucificados
No comáis el pan negro de los pobres
Pues ha sido fecundado por sus lágrimas ácidas
Y echaría raíces en vuestros cuerpos recostados
No comáis a fin de que vuestros cuerpos se marchiten y mueran
Para crear sobre la tierra en duelo
El otoño.
Islas de enfermedades
Con leprosos como loros
Mar de silencio helado por el reloj parlante de la vejez
Gritos de una joven perra descuartizada
El hospital vela por sus muertos-vivos que no han nacido.
Desnuda
Floto entre despojos con bigotes de acero
Con la herrumbre de sueños interrumpidos
Por el suave ulular de los mares
Desnuda
Persigo las olas de luz
Que corren sobre la arena sembrada de cráneos blancos
Muda planeo sobre el abismo
La densa gelatina del mar
Pesa sobe mi cuerpo
Monstruos legendarios con bocas de piano
Se repantingan en la sombra de los abismos
Desnuda yo duermo
&&
Sueño con tus manos silenciosas
Que bogan sobre las olas
Rugosas caprichosas
Y que reinan sobre mi cuerpo sin equidad
Me estremezco me marchito
Pensando en las langostas
De antenas ambulantes y ávidas
Que raspan el semen de los barcos dormidos
Para extenderlo luego sobre las crestas del horizonte
Las crestas perezosas espolvoreadas de peces
En las que yo me repatingo todas las noches
La boca plena las manos cubiertas
Sonámbula de mar salada de luna.
Las maquinaciones ciegas de tus manos
sobre mis senos estremecidos
Los movimientos lentos de tu lengua paralizada
En mis orejas patéticas
Mi belleza íntegra ahogada en tus ojos sin pupilas
La muerte en tu vientre que come mi sexo
Todo hace de mí una extraña doncella.
Llueve en la concha azul de la ciudad
Llueve y la mar se lamenta
Los muertos lloran sin cesar sin razón sin pañuelo
Se perfilan los árboles contra el cielo viajero
Exhibiendo sus tiesos miembros a los ángeles a los pájaros
Porque llueve y el viento se ha callado
Las gotas locas emplumadas de grasa
Cazan gatos por las calles
Y el olor pringoso de tu nombre se expande
(por el nacimiento de las aceras
Llueve amor mío sobre el pasto abatido
En donde nuestros cuerpos extendidos han germinado alegremente
Todo el verano
Llueve oh madre mía y ni siquiera tú puedes nada
Porque el invierno camina solitario sobre la extensión de las playas
Y Dios ha olvidado cerrar la canilla.
Yo no tengo la culpa si tienes frío, querido
No esperaba tu muerte.
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